segunda-feira, 20 de agosto de 2007

TIERRA INMISERICORDE

Enfurecida desgarró sus entrañas.
Zamaqueó a diestra y siniestra.
Exhibió sus fauces hambrienta.
Devoró inclemente la vida de
cientos de gentes, que impotentes
suplicaban con ojos clavados al cielo:
¡Señor ten piedad de nosotros!

Inmisericorde cosecha su siembra:
cadáveres con olor nauseabundo...
heridos con rostro de muerte...
damnificados con hambre y sed...
desolación absoluta reinante.

¡Cómo me duele el dolor!